El primer hito importante de este viaje.
La meteo, caprichosa, juega con
nosotros como el viento con una veleta. Una vez más tuvimos de todo
aunque de lo bueno más bien poco. Pedaleamos con un ojo puesto en el
cielo, intentando descifrar la evolución de las nubes, y nos salió
bien. Para cuando descargaba, nos pilló siempre bajo techo, ya fuera en
una ermita o en nuestra tienda.
Mención especial merece la tarde
que llegamos a Castejón de Sos, donde un cielo con el aspecto
de "la boca de un lobo", nos dió 10 escasos minutos para
montar la tienda, y poner todo bajo ella. Es en momentos como este
donde la sincronización del equipo es decisiva.
Y mientras salibábamos salteando
unas longanizas de Graus, con un fondo de cebollas, ajo, calabacín y
tomate, afuera, en las siguientes 2 horas la nieve fue alternando con
el granizo, distinguiendolos por el repiqueteo en nuestro humilde techo. Ya metidos en los sacos, una noche estrellada de la mano de una helada de esas en la que crujen los huesos, veló nuestros sueños. Pero nada que el aroma a café y tostadas recién hechas a la mañana siguiente, no curase.
El resto fue un continuo subir y
bajar puertos, con algunas rampas duras, aprovechando los ratitos de
sol para parar y deleitarnos. Y los de ventisca para mantener el
calor pedalendo, que era como mejor se estaba.
Río Ara.
Congosto de Ventamillo.
Rampas duras.
Collado de Foradada.
El paso elegido para pasar al país
vecino fue el Valle de Arán. Atravesamos el túnel de Viella de casi
6 km, de manera rápida y frugaz, como si de un amor de una noche se tratara, porque el frío
en el interior era "pa´cagarse".
Y en esas estamos, bucando un lugar
donde plantar la tienda ...
Bien!!!!
ResponderEliminarQue gozada de viaje y todavía estáis por terreno "conocido". Como van esos cuerpos? Mucho ánimo y disfrutad! Un abrazo fuerte
Los cuerpos van, que ya es bastante. Gracias y un abrazo Pablete.
ResponderEliminarFantastico!! Muchos ánimos para el pedazo de viaje que estáis realizando.
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