sábado, 21 de septiembre de 2013

Canadá (IV), la Icefields Parkway & Columbia Valley ...

(Jasper, Golden, Invermere, Cranbrook, Frontera: 735 km. Acumulado: 7.395 km.)

   Y una vez en la boca del lobo, nos metimos en ella hasta la campanilla ... sí, estábamos en Las Rocosas, uno de los hitos del viaje.

   Se ha de pagar si quieres rodar por ella. 10 dólares por día y vehículo. Ya saben, esto es Canadá y se paga por todo, incluso por visitar lo que en realidad es "Patrimonio del Pueblo Canadiense".
   Modelos de gestión aparte, la cuestión no sería tan grave si lo que se buscara realmente fuera la Protección del Medio. Si lo es, o nos lo parece a nosotros, cuando de lo que se trata es de hacer caja.    Hay varios Resorts de tamaño tirando a mastodóntico que no darían la nota en Benidorm u horteradas semejantes, pero en medio de esta belleza de paraje es a mi juicio profanar Tierra Sagrada.

   La opción más económica para dormir es el Campground. Un claro intento de tener controlada a la peña, cobrando un mínimo de 15 dólares la noche por plantar la tienda o estacionar el vehículo vivienda. A cambio te ofrecen letrinas y nada más. No hay duchas, lavandería u otro servicio que cabiera esperar por lo abonado.
   Rizando el rizo, las bicis también pagan. Sí, como lo oyen (o lo leen). Clara desventaja si se tiene en cuenta la comida que has de cargar, salvo que quieras destinar el presupuesto de un mes a la semana que se necesita para una visita rápida.
Situaciones como esta abona el lado oscuro de nuestras almas, el más transgresor y contestatario. El que toma las riendas cuando peligran las naves, el sentido común. O la desfachatez del contrario es tal, que te tiras al barro y que sea lo que Dios quiera ...
   No es intención de estos viajeros bicicleteros revelar como abordamos la situación descrita, si es la de señalar que rodamos por la que dicen los canadienses es la carretera más bonita del mundo ...

   Un servidor, hace ya tiempo que dejó de tener en cuenta calificaciones e intentos semejantes con vocación de etiquetar que ver, sentir u oír.
   Si puedo decir que al rodar por ella me pareció que le sobraban vehículos y gente chillona. Que ciertos rincones son realmente bellos. Que por momentos el alma corre hacia donde los ojos miran. Que por momentos tomas conciencia de tu escala. Que te gustaría estar solo en medio de estas Montañas.


   Las imágenes y el ojo hambriento, sabrán transmitir y recabar lo que yo en vano sabría describir ...



























   Y a la salida rodamos junto al Río Columbia y el valle que forma en su curso alto. Lo primero que notas es la suavidad del clima. Una semana entre montañas con un par de pasos por encima de los 2.000 metros, una meteo más que regular los primeros días y la pérdida considerable de cota, hace que recibas de buena gana el sol, las noches más templadas y el perfil más amable de la carretera.
   
   Volvemos a zona de granjas, que incluye algún santuario para aves de paso, y demás bichos vivientes presentes en la zona todo el año. En las oscuras y silenciosas noches escuchamos por primera vez coyotes y lobos ... por momentos se te eriza la piel, pero suenan lejos, o eso te dices a ti mismo, Ali duerme ...
   El oso negro es el que manda ahora en la zona, con el permiso de los que en granjas y ranchos acogen vacuno y caballos. No hay conflictos, cada uno conoce sus límites.

   La madera y el turismo son los otros dos soportes económicos del valle. En las siguientes semanas veríamos las casas más bonitas y ostentosas hasta la fecha, que como segunda residencia poseen la gente venida de la pujante y cercana Calgary, asentadas la mayoría a orillas de los lagos nada despreciables en tamaño y belleza de la zona.

   



El más tímido de los cachorros parapetado tras el árbol apenas asoma el hocico ... 






Una mañana desde nuestra tienda, mientras desayunábamos ... 


Entrada a la casa de nuestros Warms Donna y David.







Síntomas de abandono del campo ...







Muy importante ... la hidratación ... 

 Jessica y Joe, camino de las Rocosas ...



Para Tino, Harlero indomable donde las haya, a quien imagino a mi lado con mar formada y F8 en el anemómetro ... trimando el tormentín ...







   Y dimos con el paso fronterizo que habría de permitirnos el cambio de país. Volveríamos a pisar suelo estadounidense por segunda vez ...

   Antes de pasar, nos despedimos desde la bella y amable Canadá, donde hemos disfrutado y recibido bastante más de lo esperado. Un beso muy grande a tod@s..., para ti que nos lees, dos!