jueves, 4 de julio de 2013

Mosquitos, esos animalitos ...


   Me doy cuenta que leídas las entradas publicadas hasta ahora, habrá quien piense que vivimos algo obsesionados con estos bichitos.

   Su presencia es masiva y molesta. Porque hay muchos. Porque pican en tropel. Porque se te meten por todos lados. Porque están activos las 24 horas del día.

   Con el tiempo aprendes a identificarlos por su tamaño, color, y manera de volar, que podría clasificarse en torpones, rápidos y rapidísimos (hay unos atigrados y pequeños que pertenecen a las tropas de élite, para estos aún no tengo clasificación ...).

   Claramente marcan la actividad al aire libre, máxime si se está expuesto de manera continua y no se dispone de un sitio en el que hacer un paréntesis. Por ejemplo parar a beber o a comer una galleta (cosa que hacemos mil veces al día). La hora del bocata a mediodía. Ir al baño detrás del pino que tienes enfrente. Regular algún elemento mecánico de la bici. Recrearte en algún sitio con vistas. Tomar una foto. Al aminorar la velocidad en las subidas... Muchas veces entramos en los locales que vamos encontrando por la carretera para hacer nuestro paréntesis, pero esto es Alaska, y pueden pasar días sin que encuentres un sitio donde meterte un ratito.

   Nuestro castillo es nuestra tienda. Antes de poner pie en estos lares, nos gustaba pensar que eramos capaces de montala y desmontarla de manera rápida... hemos ido pulverizando nuestros tiempos de montaje uno tras otro. De manera extendida, también es nuestra cárcel, porque una vez metidos dentro no salimos apenas.


   Logramos algo de amplitud añadiendo una mosquitera a la puerta. Un espacio neutral para cocinar y almacenar, en el que quemando una especie de sándalo con forma en espiral, se mantienen más o menos a raya, o su presencia es más controlable y podemos contratacar, manteniendo la situación bajo control.


Para el contraataque, usamos varias técnicas.
  • El aplauso único, conocido por el Enemigo como el Último Sonido, procurando que en la fase final de la ejecución del movimiento, esto es cuando las palmas de las manos están a punto de encontrarse la una con la otra, el susodicho se halle en medio.
  • El manotazo. Cuando alguno tiene la clara intención de profanar los aposentos reales, esto es meterse en la tienda y, una de tus manos está ocupada atendiendo quehaceres, con la otra se ejecuta un movimiento de drive, esto es meterle un raquetazo sin raqueta. No es letal pero lo sacas de escena unos segundos. Algunos entienden el mensaje y no vuelven, pero no conviene fiarse. También funciona el movimiento conocido como revés. La Federación de Tenis nos ha escrito al Blog, interesados en este método, por si pueden añadirlo a su programa de entrenamiento. Ojo!, un uso extendido en el tiempo de esta técnica, puede generar epicondilitis o codo de tenista.
  • La caza al vuelo. Ancestral técnica cuasi olvidada, anterior a la cetrería, que ha costado horas de investigación en añejas bibliotecas, rescatando escritos e ilustraciones. Hace falta práctica e insistir en el tiempo, Los resultados suelen aparecer antes si el número de picadas acaecidas es considerable.
  • Por último, el aplastamiento contra lo que pilles. Es una técnica más bárbara y menos ética, pero dada la ferocidad del enemigo en cuestión, la Convención de Ginebra parece no poner objeciones. Aún con varios viajes en su currículum que sumados eran algo más de un año, nuestra tienda mantenía una pulcritud considerable en sus diferentes telas. En la actualidad se pueden apreciar restos de batallas, algunas encarnizadas.
   Los pobladores originarios de la región, entonan al amanecer desde hace generaciones este cántico, pero parece funcionarle solo a ellos.

   De una manera más funcional y conjuntamente, los Gobiernos de EEUU y Canadá (porque ellos no entienden de fronteras, los mosquitos me refiero), exploran varias líneas de acción. Aquí van algunos ejemplos que se sabe existen, si bien la Administración niega cualquier implicación.

   En I+D, trabajan de manera secreta desde hace años intentando alterar el gen responsable que lleva a los pelícanos a seleccionar su alimento, con el fin de volverlos insectívoros. También en ciertas arañas, por ver si logran tejer telas de kilómetro y medio.
  
   Por su parte Inmigración, especialmente en EEUU, Republicanos y Demócratas, cuando logren ponerse de acuerdo en el color del cielo, allá por el 2040, se plantean suavizar ciertos aspectos de las leyes de inmigración para pájaros y bichos voladores capaces de engullir estos bichitos a mansalva, siempre que la experiencia sea demostrable.

   En las oficinas de empleo crece la demanda de Flautistas tipo Hamelin y/o encantadores de serpientes multidisciplinares, con el fin de contribuir con la causa.

   Por nuestra parte "nos hemos quitáo" del vino y la cerveza, solo consumimos repelentes y amoniaco.


   Y así, en este ambiente, hemos ido recorriendo los 1.100 kilómetros que separan Anchorage de Whitehorse en Canadá, donde parece (crucemos los dedos), que su presencia desciende ligeramente y comparten espacio con otros insectos, por ejemplo moscas, que si bien antes nos podían parecer molestas, ahora son nuestras amigas, dándole en ocasiones hasta conversación para que no se vayan.

   Pero no, no piensen ni por un momento que estamos obsesionados por estos ... animalitos.




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